Cuando se ama lo que se hace
Tras un arduo y apasionante trabajo, la Biblioteca Escolar del Colegio Bilbao I.E.D, logró publicar su labor en la IFLA, además de formar parte del Mapa Mundial de Bibliotecas que elabora esta entidad. Angela Guzmán Cardona, bibliotecóloga de la Biblioteca Escolar del Colegio Bilbao I.E.D., nos cuenta la experiencia para alcanzar todo esto.
Una tarde cualquiera, hacía un taller de lectura para niños en una biblioteca pública; entre mis usuarios estaba un señor, quien me abordó al final del taller y me dijo:
- Quiero un taller de esos, en mi colegio - a lo cual respondí:
- ¿Cuál es su colegio?
- Don Bosco - me respondió, - pase y hablamos -.
Pero mi tiempo, no sé porque, siempre es limitado y solo después de meses, pasé a dicho colegio por casualidad, los niños jugaban felices en el descanso y allí estaba ese caballero; me reconoció, me mire en sus ojos claros y de nuevo escuche: quiero un taller de esos, en mi colegio.
Tiempo después de nuestra conversación, ingresé al Colegio para desempeñarme en su biblioteca escolar. Encontré que el colegio ya no era Don Bosco, ahora se llamaba Bilbao I.E.D.; pero no encontré aquel hombre de mirada transparente que me invitó: don Fernando Zambrano. En las instalaciones de la institución descubrí una biblioteca de colección cerrada, después de mi primera jornada laboral, di un paseo por todo el colegio y para mi sorpresa, encontré un terreno abonado en el tema de cuidado del medio ambiente, sus docentes trabajaban y trabajan con ahínco, no sólo en ciencias naturales, su labor es encomiable. No obstante, la biblioteca no estaba aportando absolutamente nada en tan ardua labranza.
Por tanto, me empodere de mi labor, pues amo lo que hago, decidí que aquella biblioteca de colección cerrada, que había encontrado a mi llegada iba a convertirse en una verdadera biblioteca escolar, un lugar querido por los niños de su colegio y que contribuyera con su responsabilidad social al crecimiento integral de los estudiantes.
Inicialmente pasamos de colección cerrada a colección abierta, adecué los espacios para que los niños pudieran visitar la biblioteca y se sintieran cómodos en ella. Luego, continué con la afiliación de la biblioteca a lugares que me permitieran traer a los niños variedades de herramientas didácticas para lograr mi cometido; es así como afilié nuestra biblioteca a Biblored, gestione con la biblioteca de la Embajada del Japón préstamos y logre visitas del bibliobús al colegio. Incluso también quise gestionar la visita de autores al colegio, con el fin de generar espacios de acercamiento entre la literatura y los estudiantes, por tanto, logre invitar a William Deneuve Scott, autor del libro de ciencia ficción “Tiamat”. Y así, poco a poco, mi gestión como bibliotecóloga iba dando fruto, por lo cual, escribí una crónica para mi biblioteca y en una de las auditorías de Secretaria de Educación, dicha entidad me solicitó exponerla en la biblioteca.
Sin embargo, no era suficiente para mí, así que más tarde, le propuse a un maestro, -a quien personalmente considero un verdadero rabí-, el profesor Felipe Torres, y a sus compañeros del área de ciencias naturales, gestionar con el Museo del Oro exposiciones, para integrar este material a la semana del cuidado del medio ambiente y así lo hicimos.
Luego, hablando con el maestro y sus compañeros también altamente calificados, les expliqué mi visión del aporte que podía dar la biblioteca a sus procesos de enseñanza:
- ¡Me gustan las locuras! Me fascina la innovación, una biblioteca que no tenga movimiento debería cerrar sus puertas. Así que mi propuesta en esta mesa de trabajo es una exposición.
De inmediato en mi equipo de trabajo se vio el interés, la alegría y el entusiasmo de todos por no quedarnos en la enseñanza que se imparte en un salón de clases, sino llevarlo a otro nivel con ayuda de la biblioteca, para que el aprendizaje trascienda en la vida de los alumnos. Ese día nació nuestra exposición “Cultura del Reciclaje”, acompañando los talleres que ejecutamos con los maestros y estudiantes de todo el colegio.
Esta “locura”, o mejor, esta exposición “Cultura del Reciclaje” consistió en exhibir los resultados de los talleres que ejecutamos junto con los docentes de ciencias naturales, es decir, los trabajos y manualidades elaborados por los estudiantes de todos los grados, utilizando material reutilizable. Fue tal la receptividad tanto de estudiantes como de profesores, que hicimos nuestras exposiciones teniendo presente las técnicas de un museo y enviamos tarjetas de invitación, las cuales anexo a estas líneas, para compartir algo de esta alegría.
Dicha alegría, creció en el 2018, cuando recibí una llamada de Secretaría de Educación, invitándome a participar en un concurso con la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas (IFLA, por sus siglas en inglés) denominado “IFLA Green Library Award” en el cual podía hablar de nuestro trabajo, ya que dicho premio busca reconocer las bibliotecas alrededor del mundo, que contribuyen de alguna forma en la sostenibilidad ambiental. Con mucho entusiasmo la biblioteca participó, pero no ganó, por cuanto que me extendí escribiendo y pensé: “aquí terminó la participación con la IFLA”.
Pero pasados los días, la Dra. Petra Hauke, secretaria del grupo de interés especial de Medio Ambiente, Sostenibilidad y Bibliotecas de la IFLA (ENSULIB, por sus siglas en inglés), quien era la organizadora del concurso y directora de la IFLA, me escribió para reiterarme la razón por la cual no ganamos y proponerme que a pesar de ello, me postulaba y me invitaba a una publicación en la página web de la IFLA como una “SDG Story – Library Map of the World”, porque ellos buscan alrededor del mundo historias de bibliotecas que aportan significativamente a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en beneficio de nuestros usuarios. Me explicó que, si yo aceptaba, el proceso era largo y dispendioso, que requerían inicialmente conocer sobre la contaminación de Bogotá, razón por la cual estarían haciendo un estudio desde Atenas, que estableciera el grado de contaminación de nuestra ciudad y que adicionalmente, me solicitarían evidencias de mi aporte al desarrollo sostenible desde la biblioteca.
Efectivamente así fue, con el Sr. Rector David Emilio Salinas Echeverri, hicimos equipo de trabajo, exclusivamente para la IFLA, por tanto, entregamos evidencias, respondimos preguntas sobre el alcance pedagógico de los talleres, en los cuales no solo se busca enseñar a los estudiantes a cuidar el medio ambiente, también buscamos sensibilizarlos frente al tema.
El camino hacia una posible publicación con la IFLA, fue motivación para que los docentes de ciencias naturales y yo continuáramos con nuestra labor, humilde, pero con amor, incluso en el año 2019, la profesora de artes, nos colaboró en la exposición.
Esta vez, elaboramos cuentos en tela con material reutilizable e iniciamos un rincón de lectura para todo el colegio, también con material reutilizable; este proyecto quedó suspendido por la pandemia, pero esperamos que una vez termine la emergencia sanitaria y los estudiantes vuelvan a clases presenciales, nosotros también podamos continuar con el rincón de lectura para todos los niños.
Ahora la visión que tenía de mi biblioteca escolar es una realidad. Lo más interesante de esta historia es que definitivamente el trabajo en equipo entre docentes del área de ciencias naturales y la bibliotecóloga, despierta interés en los estudiantes, quienes muestran alegría por participar en las exposiciones y efectivamente se lucen con sus trabajos.
De esta experiencia me queda la satisfacción del deber cumplido; la publicación y reconocimiento a los trabajos de nuestros estudiantes, quienes ven el resultado de su esfuerzo, se motivan para seguir participando y son activos en el cuidado del medio ambiente.
Producto de esta gestión con la IFLA, con humildad y alegría quiero compartir que nuestra biblioteca no solo tiene su labor publicada en la IFLA, sino que también hace parte del Mapa Mundial de Bibliotecas que elabora esta entidad, reconociendo las bibliotecas que aportan a los objetivos de Desarrollo Sostenible a través de sus “SDG Stories”. Es así como la Biblioteca Escolar del Colegio Bilbao I.E.D, y las Bibliotecas Móviles para la paz de la Biblioteca Nacional de Colombia, son los representantes junto con el Colegio Nacional de Bibliotecólogos (Ascolbi) por Colombia ante la IFLA.
Por último, no puedo terminar este artículo sin reconocer que el trabajo en equipo con rector, docentes y estudiantes dio buen fruto y sin agradecer a entidades como Biblored, la biblioteca de la Embajada del Japón y Museo del Oro, quienes siempre nos apoyan con préstamo de material excelente, para nuestros talleres y lo más importante agradecerle a Dios.
- Etiquetas: Biblioteca escolar, Bibliotecas, Bibliotecología, IFLA, Medio ambiente
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Comentarios (6)
Melicza Devia
Felicidades
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David
Felicitaciones
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Claudia Romero Cifuentes
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MAURICIO ALEXANDER QUINTERO
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Yamile Martínez López
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Nora Visbal
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