La literatura de sagas y la afición a la lectura

Domingo, 25 Octubre 2020 13:35, en: Noticias

Algunos críticos se quejan de la ausencia de los escolares en las bibliotecas o librerías, leyendo o comprando libros de autores clásicos o al menos de renombre literario, prolíficos, destacados, premios nobel. Y algunos padres de familia hacen lo mismo al lamentar que sus hijos sólo leen libros de sagas. Sin embargo, haciendo recorridos retrospectivos encontramos que muchos de los afamados cultores de las letras se iniciaron leyendo este tipo de “literatura”.

Para no ir muy lejos, recordemos que Don Miguel de Cervantes Saavedra influenciado por la literatura caballeresca o Libros de caballería, que en su época fueron severamente censurados y considerados “absurdos, tediosos e inverosímiles”, (tal como el Amadís de Gaula o los poemas caballerescos de Ludovico Ariosto que tanto le gustaban a Cervantes) y que lo impulsaron a escribir un libro como el Quijote, en donde un hidalgo se vuelve loco por leer libros de caballería, son el ejemplo clásico de la contribución de la lectura en la producción literaria o en la creación de escritores. Autores como Isabel Alende, la sueca Selma Lagerlôf (nobel de literatura 1909) y Jorge Luis Borges (nominado 30 veces al premio Nobel), confiesan que su literatura se inició leyendo sagas. (Borges dijo que se leyó la Volsunga Saga traducida al inglés por William Morris y que está lo impactó e influenció).

También ha habido autores que manifiestan haber sido influenciados por los libros de Juglaría (Cantar del Mio Cid, La Leyenda de los Infantes de Lara, El cantar de Roldán, El Cerco de Zamora) o por los libros de Clerecía (Libro del Buen amor del Arcipreste de Hita, Libro de Apolonio, Libro de Alexandre), que en su época eran destacadas sagas. Muchos autores latinos modernos han confesado que se iniciaron leyendo sagas de piratas como las del escritor italiano Emilio Salgari (1862-1911), (Sandokan, El Corsario Negro, Los Tigres de Malasia o Tigres de Mompracem) . Daniel Samper Pizano, dice, por ejemplo de Salgari, que” Él me guió por mapas abstrusos y me presentó gentes cuyo recuerdo permanece aún conmigo”. En 1940, Gabriel García Márquez confesó que le encantaban los libros de Salgari y los de Mosqueteros de Alejandro Dumas.

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